Gracias al desarrollo de la tecnología, hoy la gran mayoría de las personas cuenta con una cámara de fotos en su bolsillo. Esto ha hecho que cualquier persona con un teléfono móvil pueda tomar una fotografía en cualquier momento que lo crea necesario o pertinente sin tener que andar con un aparato colgando del cuello por la ciudad.

La otra cara de esta realidad, es que cada persona con un teléfono móvil con cámara digital incorporada también cree que el simple hecho de apuntar con el móvil y disparar es suficiente para lograr una buena toma. Lo cierto es que hay tantas variables en el medio como personas con móviles en sus bolsillos. Una cosa es tener la posibilidad de tomar fotografías y otra muy diferente es hacer fotos de calidad con un móvil.

La mayor diferencia entre estos dos conceptos radica en el hecho de que para lograr una foto de calidad, sea con el dispositivo que sea, uno debe tomarse el tiempo para hacerlo bien. Si pretendemos lograr buenas fotografías dirigiendo el móvil hacia el objetivo y disparando rápidamente, nos frustraremos al momento de volver a ver las fotos que intentamos tomar.

Otro tema a tener en cuenta es la iluminación, algo frecuentemente subestimado por muchos en el momento de tomar una fotografía. Aunque tengamos un móvil de última generación con un flash súper potente, tal vez no podamos hacer una foto de calidad. Debemos saber cuándo es necesario el flash y cuándo está de más. Por ejemplo, si estamos en un bar y la luz es tenue, es probable que nuestra cámara pueda capturar una buena imagen sin necesidad de iluminar todo con el flash, quitándole encanto a la imagen.

Podemos añadir a los dos aspectos anteriores una tercera pata como si de una mesa se tratara, sin la cual la mesa no se sostendría, es el hecho de lograr enfocar. Esto parece algo obvio, pero lo cierto es que si no nos esforzamos en que la imagen sea capturada con enfoque, difícilmente logremos estar conformes con la foto realizada. Para ello deberemos fijar el móvil de alguna manera al momento de disparar.